sábado, 9 de marzo de 2013

EN EL HOGAR PATERNO: Adolf Hitler



Como es a bien saber de todos ustedes, Adolf Hitler nació en la pequeña ciudad de Braunau am Inn; Braunau, Berlín Alemania en 1889. Esta insignificante población fue, hace más de cien años, escenario de un trágico suceso que conmovió a toda la Nación alemana, su nombre quedaría inmortalizado por lo menos en los anales de la historia de Alemania.
En la época de la más terrible humillación impuesta a nuestra patria, rindió allí su vida el librero de Nürnberg, Johannes Palm, obstinado nacionalista y enemigo de los franceses. Se había negado rotundamente a delatar a sus cómplices revolucionarios, mejor dicho, a los verdaderos promotores. Murió igual que Leo Schlageter, y como éste, Johannes Palm fue también denunciado a Francia por un funcionario. Un director de policía de Augsburgo cobró la triste fama de la denuncia y creó con ello el tipo de las autoridades alemanas del tiempo del señor Severing.
En esa pequeña ciudad sobre el Inn, bávara de origen, austríaca políticamente, y ennoblecida por el martirologio alemán vivieron sus padres, allá por el año 1890. Su padre era un leal y honrado funcionario. Su madre, ocupada en los quehaceres del hogar, tuvo siempre para sus hijos invariable y cariñosa solicitud. Pronto su padre tuvo que abandonar el lugar que había ganado su afecto, para ir a ocupar un nuevo puesto en Passau, es decir, en Alemania. Su padre, hijo de un simple y pobre campesino, no había podido resignarse en su juventud a permanecer en la casa paterna.
Salió en busca de un mejor horizonte, todos en la aldea le decían que no lo hiciera, por que pronto iba a desfallecer. Al llegar a la gran urbe hizo cursos en un taller, pero aun con la idea de que su papá de Hitler merecía algo más, salió en busca de su gran sueño. a los 23 años ya era funcionario en Alemania. Ni el reconocía a su aldea ni su aldea a él.
Adolf Hitler por esos tiempos ya comenzaba a forjarse sus propios ideales, sin embargo, el no compartiría el mismo gusto por el trabajo de su padre. Sus grandes dotes de orador en ese entonces ya comenzaban a desarrollarse, en la escuela era difícil de pillar. Participaba en el coro de las fiestas parroquiales, y ese gusto por hablar le duro aunque no por mucho tiempo.
En el estante de libros de su padre, encontró diversas obras militares. Desde ese entonces, la lectura relacionada con la vida militar o la guerra pronto la acogió como su lectura predilecta.
En ese entonces ya su padre, pensando y basado en sus experiencias de niño, él sabía que su hijo debía ser como él: un gran funcionario, ya no que en la vida no valía nada más que el trabajo mismo del individuo. Por primera vez en su vida, Adolf Hitler a la edad de 11 años, tuvo que enfrentarse a su padre para decirle que él no quería ser funcionario. Hitler sin lugar a duda tenía un vasto conocimiento desde pequeño, le gustaba pasar tiempo al aire libre. A los 13 años, Hitler opone su proyecto de vida contra el de su padre, y curiosamente se da cuenta que tenía vocación para la pintura.

Más tarde Hitler, hizo de la Historia su materia predilecta. Ya en ese tiempo fascinado por la lectura comenzó a forjarse como un joven revolucionario. Cuando cumple 13 años, su padre muere por un ataque de apoplejía. Su madre, guardando la última voluntad de su esposo y padre de Hitler, siguió instruyéndolo para funcionario, pero una enfermedad pulmonar vino en su ayuda: el médico le aconsejo a su madre que en lo absoluto impidiera que Hitler se dedicara a trabajos de oficina. Dos años más tarde, muere su madre. Afligido por el dolor que le causo y totalmente desamparado económicamente, con una maleta en mano y la voluntad inquebrantable de ser "alguien" en la vida (pero menos funcionario) Adolf Hitler salió a Viena.



1 comentario:

  1. Wow.
    Sabia de esto, pero la forma en que se cuenta dista mucho del relato oficial.

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