sábado, 16 de febrero de 2013

Cárdenas, México y los refugiados: 1938-1940

El año 1938 marca, sin lugar a dudas, una etapa decisiva en la historia del pueblo judío durante la Era del Nazismo. Ese es también un año crucial dentro del sexenio presidencial de Lázaro Cárdenas en México, así como en la triste historia de la República española. En este artículo analizamos la actitud que México adoptó a partir de aquel año hacia los refugiados judíos, comparándola con la que tuvo frente a los refugiados españoles. El presente estudio forma parte de un amplio proyecto de investigación sobre el papel de América Latina en el salvamento de judíos durante el Holocausto, que viene realizándose en la División para América Latina, España y Portugal del Instituto de Judaísmo Contemporáneo de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Las declaraciones de Cárdenas despertaron considerable interés en Europa y atrajeron solicitudes de inmigración. Dos jóvenes profesores de historia y geografía, Otto Langbein y un amigo suyo, que habían logrado huir de Austria, presentaron sus solicitudes en Rotterdam; Karl Binder, un alemán antinazi, la sometió en Suiza; y Max Tockus y Franz MÜller sometieron en Praga solicitudes en nombre de cincuenta activistas antinazis escapados de Alemania. Todos éstos eran no judíos que pedían asilo en México. Sus solicitudes fueron transmitidas al Secretario de Gobernación, quien contestó a todos en idénticos términos, diciendo que "La Ley General de Población vigente prohíbe la inmigración de trabajadores extranjeros en su Artículo 84"6.
El Secretario de Gobernación, Ignacio García Téllez, instruyó al delegado mexicano a la conferencia de Evian indicándole que, en último extremo, ofreciera aumentar las cuotas y enmendar la legislación vigente, con miras a mejorar las posibilidades de inmigración de los refugiados. Ello debía hacerse sólo si el Presidente Roosevelt presionaba a América Latina para ayudar con el problema de los refugiados. Después de la conferencia, el delegado mexicano, Primo Villa Michel, informó deleitado al Secretario de Relaciones Exteriores que no le había sido necesario hacer tal oferta. Así, pues, a México no se le pidió aumentar su asistencia a los refugiados alemanes y austríacos. Es más, las resoluciones vagas adoptadas en Evian, en particular las relacionadas con el establecimiento del Comité Intergubernamental pro Refugiados, proporcionaron una excusa al Secretario para darle largas al asunto, afirmando que para poder elaborar su propio programa, México debía recibir del Comité instrucciones claras acerca de los refugiados de Alemania y Austria. Tales instrucciones no se habían recibido.
Entretanto, Adolfo Eichmann, encargado de la "solución final del problema judío", seguía dedicado a "limpiar" a Austria de judíos en el menor tiempo posible. Usando violencia y amenazas sistemáticas de detención en campos de concentración, los nazis obligaron a la mayoría de los 185.000 judíos y a muchos no judíos anti nazis a huir del país.

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