Si el
Estado Nacionalsocialista y Racista tiene como su más importante finalidad la
formación y educación del pueblo, como soporte del mismo, es obvio que no basta
solamente con favorecer a los elementos raciales en sí y educarlos para la vida
práctica. Sería una locura querer medir el valor de los hombres por la raza y
declarar la guerra al principio marxista según el cual "un hombre es
siempre igual a otro", si no estuviésemos resueltos a extraer de nuestra
concepción las últimas consecuencias, la afirmación de que los pueblos no son
iguales incluye la idea de que tampoco lo son entre sí todos los individuos de
una Nación, porque, aunque en general sean semejantes, en lo particular se observan
millares de pequeñas diferencias.
Una ideología que, rechazando el principio
democrático de la masa, aspira a consagrar este mundo en favor de los mejores,
es decir, del hombre superior, está lógicamente obligada a reconocer también el
principio aristocrático de la selección dentro de cada Nación, garantizando así
el gobierno y la máxima influencia de los más capacitados en sus respectivos
pueblos. Esta concepción se funda en la idea de la personalidad y no en la de
la mayoría. Ha entendido muy superficialmente y nada sabe de lo que nosotros
llamamos una Ideología
(Weltanschauung), aquél que cree que
un Estado Nacionalsocialista se distingue de otros Estados en el aspecto
puramente social, o por efecto de una mejor estructuración de su vida
económica; es decir, por virtud de una distribución más equitativa entre
riqueza y pobreza, o por el papel más influyente de la gran masa social en el
proceso económico de la Nación o, por último, mediante salarios justos, que
traten de anular un sistema de diferencias demasiado grandes. Quien así
pensare, repito, se encontrará en un gran error y probará no tener la menor
idea de lo que entendemos por una verdadera Concepción del Mundo. Todo aquello
no ofrece la verdadera seguridad de subsistencia ni, menos aún, de
grandiosidad.
Lo
que visiblemente liberó al hombre del mundo animal, fue su capacidad de hacer
descubrimientos. Muchos de esos descubrimientos se basaban en el ingenio, cuyo
uso facilitó la lucha por la supervivencia y el éxito en la misma. Una segunda
iniciativa vino a
complementar la primera:
el hombre había aprendido a poner, al servicio de su
lucha por la existencia, otros elementos y hasta seres vivientes; y he aquí
cómo nació la verdadera actividad creadora del hombre, cuyos frutos constituyen
la realidad que ahora experimentamos por doquier, los inventos materiales.
La
ideología Nacionalsocialista tiene que diferenciarse fundamentalmente de la del
marxismo en el hecho de reconocer, no sólo el valor de la raza. sino también la
significación de la personalidad, constituyendo ambas las columnas principales
de toda su estructura. Ésos son los factores básicos en su manera de concebir
el mundo, si el Estado no comprendiese la importancia fundamental de la verdad,
no tendría el carácter moral para hablar de una nueva doctrina. De ahí resultan
las siguientes nociones:
“La
mejor Constitución Política de un Estado y su forma de gobierno es aquella que,
con la seguridad más natural, lleva a situaciones de importancia preponderante
y de influencia directriz a los más calificados elementos de la comunidad
nacional.”
La razón por la que el Ejército
Prusiano se pudo transformar en un admirable instrumento de grandeza del pueblo
alemán es que, en sentido figurado, aquél representa el edificio de nuestra
organización nacional: autoridad y responsabilidad. El Estado se dividirá en
dos cámaras: Cámaras Políticas y Cámaras Profesionales. En Cámara ni Senado
alguno tendrá lugar jamás una votación, porque son organizaciones de trabajo y
no máquinas de sufragio. Cada miembro tiene voto consultivo, pero no voto de
decisión, el cual es sólo atributo del respectivo Presidente responsable.
De ahí que el Movimiento
Nacionalsocialista tiene que identificarse, ya en la actualidad, con tales
ideas y llevarlas a la práctica dentro de su propia organización, a fin de que,
en el momento dado, se encuentre en condiciones no únicamente de señalarle al
Gobierno esas mismas directivas, sino también de poner a disposición de éste el
cuerpo ya conformado de su tipo ideal de Estado.

